Cuentos de Ánimas: Desintoxicación


Presentamos esta partida de Iommi, que ha jugado a Cuentos de ánimas y publicado por el Refugio de Ryhope.

Recordamos que las bases la podéis encontrar aquí.


Personaje

Hola, soy Rogelio. Lo que os voy a contar os va a parecer algo de locos y difícil de creer. Normal, a mi tambien me cuesta mucho creerlo. Por entonces tenía 22 años, cuando trabajaba de reponedor en cierto supermercado nacional cuyo nombre no viene al caso. Nací en Almuñecar, un pueblo turístico de Granada. Criarme allí me ayudó a ser bastante sociable, siempre entablando conversación con algún que otro turista. A pesar de tener unas geniales playas, se me podría considerar un poco vago y sin demasiada iniciativa, acostumbrado a hacer lo que me dicen. Por aquellas fechas no practicaba ningún deporte, a no ser que cuentes el FIFA. Hoy día tampoco practico mucho más. Y tengo que reconocer que era demasiado tiempo con videojuegos, o simplemente viendo partidas online. Tanto que mis padres me enviaron unos días a un «campamento de desintoxicación digital». Debe ser algo que les comentó algún vecino, pero no me quejé. Eran unas vacaciones en el campo sin tener que mover cajas durante unos días.

Allí en el campamento, que no era más que una casa de campo en medio de la Alpujarra coincidí con algunos amiguetes que ya conocía online. Tal vez no fuese del todo casual que estuviéramos allí la misma semana.

[Determinación: 4, Espíritu: 6]

Partida

Día 1: Mañana.

Pista: Gritos en el bosque cercano

Una de las personas que ya conocía de antes de ir es Gemma, que estaba muy entusiasmada con todo desde que bajó del autobús. Nos reciben Blanca y Jorge, presumiendo de tener decenas de miles de seguidores en TikTok o en Instagram, pero su nick no me suena de nada. Estamos en medio de las presentaciones cuando se escuchan unos gritos escalofriantes venir desde alguna parte del bosque. Con el eco entre montañas es difícil precisar el lugar de origen. Nos quedamos mudos, pero Jorge bromea quitándole importancia, diciendo que nos acostumbraremos a todo tipo de animales ruidosos entre los árboles. ¿En Granada?

Día 1: Noche.

Obstáculo de personaje: alguien roba algo.

Tras la hora de cenar, ya de vuelta a las habitaciones, descubro que mi bolsa ha desaparecido. No es que tuviese muchas cosas de valor, ya que aquí estamos a gastos pagados, pero el billete de vuelta para el autobuús lo tenía guardado ahí. Estoy convencido de que ha sido Santi. No os he hablado de él todavía, ¿verdad? Pretendía evitarle. Es un matao, el tipo más desagradable que hay aquí. Y me refiero al país. No hace más que quejarse y criticar absolutamente todo y a todos.

Día 2: Mañana.

Obstáculo de entorno: un animal salvaje me ataca. Intento una tirada para superar el obstáculo, pero sin éxito.

Hoy tocaba madrugar «para entrar en contacto con la naturaleza». La idea suena muy bucólica, pero hemos salido de la casa cuando todavía era de noche y nos han llevado por un camino de cabras bordeando la montaña. Era más fácil dejarse caer que avanzar por ahí. De repente hemos empezado a escuchar algo que bajaba a toda prisa por la ladera, pero entre la poca luz del amanecer y los árboles, no podíamos ver qué era. Dudo mucho que fuese un oso, porque en esta zona tal vez los encuentres en un zoo, pero no aquí. Pero esos rugidos guturales… es que no sé de qué podían ser. Me dio un empujón y siguió ladera abajo.

Día 2: Tarde.

Obstáculo de personaje: me increpan «por mirar mal» a Jorge, superada con éxito.

Paso el resto del día bastante mosqueado tras la movida de esta mañana, y no disimulo estar de mal humor. Blanca se encara conmigo defendiendo a Jorge de que no tiene culpa de lo que me ha pasado esta mañana, que era imposible saber que me iba a asustar por una cabra. Perdona Blanca, pero algo parecido a un oso me ha atacado, no me ha asustado una cabra. Ella está muy alterada, mostrando demasiada pasión por lo suyo, como si estuviese insultando a su padre o a su dios en la tierra. Jorge se acerca tranquilamente, sonriendo, mientras se lleva a Blanca lejos de nosotros entre disculpas.

Día 3: Mañana.

Pista: Encontramos un fémur enterrado.

Estoy con Gemma dando un paseo antes de ir a comer, aprovechando un rato tranquilo mientras fumamos. No estamos lejos de la casa, solo nos hemos dejado llevar por un camino durante lo que dura un cigarrillo. Al pisar lo que queda de cigarro vemos un hueso semienterrado. Es muy largo para ser de algún animal del bosque. Creo que vi un parecido en el libro ese de mi hermano, Mork Borg. Creo que ponía FÉMUR D4. Al estar aquí «para desintoxicarnos» no tenemos los móviles, así que se lo diremos a Jorge para que llame a la policía.

Día 3: Tarde.

Obstáculo de entorno: Foso profundo reciente.

Volvemos a salir por la arboleda en los alrededores de la casa. Íbamos distraidos sin fijarnos por dónde pisábamos, y caímos de bruces en un agujero excavado. Lo más raro es que el hoyo este parece reciente, todavía hay aquí un par de palas. Tal vez los que estaban cavando se fueron al escucharnos llegar, o puede que estén cerca, lo mismo vigilándonos. En todo caso, nos cuesta bastante salir del agujero sin ayuda. Gemma se ha quedado un poco nerviosa.

Día 4

Primera dama gris: Se encuentra un cráneo humano en el bosque

Todas las actividades del campamento han sido canceladas.

Día 5: Mañana.

Percance de personaje.

Hoy Gemma está extrañamente taciturna, nada de su expresividad habitual. Y se acentúa cuando Blanca está cerca. No me suena haberlas visto discutir. Es que ni siquiera recuerdo haberlas visto hablar.

Día 5: Noche.

Obstáculo de personaje.

Durante la noche, Santi nos despierta a todos en la habitación con sus quejidos. Está llorando como un crío. No puede ser que eches tanto de menos estar online. No me cae demasiado bien, pero sí quiero dormir un poco más, así que me acerco a hablar un rato con él, a ver si se calma. No entiendo la mitad de lo que dice, algo de Jorge. Sea lo que sea, se ha calmado y podemos dormir un par de horas más.

Día 6: Mañana.

Pista: Bolsa con setas deshidratadas.

No quiero repetir otra noche como la anterior, así que me acerco a la oficina para hablar con Jorge y comentarle que Santi necesita hablar con alguien, o volver a casa. Asiente a todo y me despacha rápido mientras esconde disimuladamente una bolsa con setas deshidratadas que había sobre la mesa. No parecían shiitakes, no.

Día 6: Tarde.

Percance de personaje.

Santi está mucho más tranquilo esta tarde, con la mirada perdida y a la vez concentrada en… ¿Todo? ¿En nada? Es difícil decir, pero al menos esta callado sin quejarse de nada

Día 7: Mañana.

Percance de personaje.

Gemma ha ido a peor, cada vez más distante. Si la idea de venir aquí era volverte un hermitaño y alejarte de todo, incluso tus amigos, está siendo un exitazo.

Dia 7: Tarde.

Obstáculo de personaje: Golpeado mango hacha.

Discuto con Jorge cuál es el sentido de este campamento si cada vez estamos más aislados entre nosotros, algo no marcha bien, el ambiente es cada vez más tenso. Blanca intenta hacerme callar viniendo hacia mí con un hacha. Funciona. Menos mal que no ha intentado atacarme con él, podría haber acabado mal. Muy mal.

Día 8.

Dama gris. 

Santi repite sin parar que ha visto a Jorge dando vueltas alrededor de la casa con un machete en la mano. Si me lo hubiese dicho hace una semana le habría mandado a cagar al campo, pero después de la semana que hemos tenido podría tener razón el nota.

Día 9: Mañana.

Pista

Mira que me da rabia tener que darle la razón a Santi, pero cerca del coche de Jorge hay un cuchillo enorme tirado en el suelo. Y está demasiado limpio. Por la pinta que tiene el mango diría que este machete o lo que sea ha tenido bastante uso, pero la hoja está demasiado reluciente.

Día 9: Noche.

Obstáculo de entorno: cena envenenada.

Hemos cenado una lasaña de verduras que, sin ser vegetariano, reconozco que estaba bastante buena. Pero debía de tener algún ingrediente pasado o vete a saber qué. Tras la cena estamos todos en el patio frente a la casa y todos nos encontramos mal: somnolientos, comportamientos erráticos, viendo cosas que en realidad no están ahí… Porque esas cosas no podían estar ahí, no podían ser reales.

Día 10: Mañana.

Obstáculo de entorno: lluvia torrencial.

Estoy contando las horas para largarme de aquí y no volver nunca más, pero no recuerdo cuándo fue la última vez que vi llover así en la zona. Demasiado fuerte para esta época del año, solo he visto llover así en las noticias. Por suerte la casa no tiene goteras y nos mantiene a salvo, pero no es nada seguro salir.

Día 10: Tarde.

Percance de personaje.

Santi ha desaparecido. Hemos buscado por todas las habitaciones de la casa y por los alrededores de ella. He intentado encontrar el foso en el que caí el otro día, pero tras las lluvias me ha sido imposible, supongo que se habrá llenado de barro. Solo espero que Santi no haya acabado en él.

Día 11.

Dama gris

Encuentro una enorme efigie construida en mimbre en un claro en la arboleda cercana a la casa. Me acerco con curiosidad para ver mejor, asustado por si hay alguien cerca, pero si me acerco mucho, estaré a la vista de tod.. ¿Eso es gente? ¿Está Santi dentro de esa jaula?

[Me queda todavía contadores de espíritu]

Vuelvo corriendo hacia la casa, buscando a Gemma mientras evito cruzarme con Jorge o Blanca, que no veo por ninguna parte por suerte. Encuentro a Gemma en el sofá semidormida, tiro de ella casi a rastras para que se levante y sacarla de la casa. Está como zombi dejándose llevar sin saber qué pasa a su alrededor. La hago correr ladera abajo, de bancal en bancal, hasta que llegamos a un pequeño pueblo. Nos acercamos a la primera casa que vemos con luz dentro y empiezo a llamar a la puerta pidiendo ayuda. Unos ancianos nos abren la puerta bastante asustados, pero al ver lo asustados que estamos nosotros y el estado en el que se encuentra Blanca, nos dejan pasar. No se creen nada de nuestra historia cuando les explicamos cómo hemos llegado hasta ahí. Y no les culpo, yo tampoco me creería una palabra. Pero aun así son lo suficientemente amables para dejarnos pasar la noche y ayudarnos a volver a casa.

Prefiero pasar el día frente al ordenador.

Conclusión

Y hasta aquí mi entrada. No soy especial fan de los juegos de diario, pero Cuentos de Ánimas siempre pone mi imaginación al 100% y, aunque no sea capaz de plasmarlo todo con palabras, en mi cabeza estoy notando el traqueteo del viaje a la casa, el sabor de esa lasaña mientras se cocina, el olor del bosque en ese paseo matutino…


Una respuesta a “Cuentos de Ánimas: Desintoxicación”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *