Ironsworn: La venganza de Nauj


Presentamos esta partida de Juan León Hernández (Faifolk), que ha jugado a Ironsworn de Shawn Tomkin y publicado por The Hills Press.

Recordamos que las bases la podéis encontrar aquí.


Introducción

Partida inicial de Ironsworn. Se ha usado exclusivamente el libro de Ironsworn, aunque he sustituido para el bien de mi partida algunos conceptos del propio libro, adaptándola a la historia qué deseo contar. La idea básica es contar la historia de un villano, o mejor dicho, de la creación de un villano.

Mi nombre es Nauj. Puede decirse que soy el príncipe de la población de Salones Rojos, una población de las Tierras Anegadas. O lo sería si no fuera porque ya no hay Salones Rojos, ni tampoco un pueblo que liderar. Mi rabia y mi odio no ha dejado espacio, sino para la venganza y solo la lujuria y el instinto de saciarme con la belleza me permite relajar ese deseo de venganza. Y tal vez la esperanza de volver a liderar hombres a lo que siento tengo derecho.

Soy un hombre cerebral, no un guerrero. Mis puntuaciones lo demuestran y lo que más tengo es mente (+3), seguido de corazón y sombra (+2). Desgraciadamente mis puntuaciones físicas, filo y hierro, son las menos imponentes (+1)

  • Salud (de 0 a 5): +5
  • Entereza (de 0 a 5): +5
  • Suministros (de 0 a 5): +5
  • Impulso (de -6 a +10): +2
  • No tengo debilidades al iniciar mi historia.
  • Vínculos (de 0 a 10, cada uno 0,25): 0,75
    • Con la aldea de La Vigilia de Abajo, en las Tierras Anegadas, quienes me acogieron en secreto cuando era un niño.
    • Con mi casi hermano, Aeddon, quien ha jurado ayudarme y a quien recompensaré con grandeza cuando lleguen mis triunfos.
    • Con los supervivientes de Salones Rojos, moren donde moren.
  • Juramentos (de 0 a 10):
    • He jurado por el hierro esclavizar las hijas de aquellos que destruyeron mi tierra y someter o destruir sus poblaciones (búsqueda épica, 0,25 por éxito).
    • Hace pocos días ha descubierto finalmente una pista sobre la masacre de Salones Rojos, hace ya veintidós años. En la cercana población de Nueva Arkesh, en las Tierras Anegadas, Themon, un hombre moribundo, ha dicho que sabe algo de aquellos hechos. Antes que eso ocurra, he partido a saber lo que tenga que decirme, jurando por el hierro el saberlo (búsqueda problemática, 3 por éxito).
  • RECURSOS
    • Emancipado. Príncipe de Salones Rojos. Cuando more y tenga un éxito débil o un fallo, puedo volver a tirar indicando mi título y tengo un +1, pero si fallo habrá un problema significativo derivado de mis pretensiones/ Cuando ejerzo mi autoridad para convencer tengo un +1 y con un acierto tengo +1 a ímpetu/ Cuando pongas de tu lado tu linaje, y forjes un vínculo con un igual o jures el hierro para servir a alguien de menor estatutus, tengo un +1 y si hay acierto, a mi elección, o +1 ímpetu o +1 espíritu.
    • Oscilación. Cuando digo el nombre de una persona al viento tiro más Mente. Con un acierto débil interpreto los susurros del viento sobre esa persona; si uso esa información o suplo esa necesidad para convencerla puedo tirar otra vez uno o dos dados, si bien la necesidad de esa persona crea un estrés o una complicación (resiste estrés, 1). Si el acierto es fuerte, la necesidad ni crea estrés ni complicación // Cuando lo convenza, si obtengo un acierto fuerte, puedo tirar cualesquiera dados cuando reúna información sobre esa persona// Cuando realice esta habilidad tengo +1 y gano un ímpetu con un acierto.
    • Fraterno. Aeddon. Si hago un movimiento fuera de combate asistido por su especialización, +1. Si me bato, o batallo, o me enfrento a un peligro junto a él, +1. Cada vez que marco por completo un vínculo +1 cuando afronte la desolación en su presencia.
      • Es un veterano.
      • Infringe 2 de daño
      • Tiene doce años más que yo, y le he convencido para que apoye mis pretensiones. Espera ser recompensado en algún momento. Somos amigos… pero tal vez no tanto.
      • Valora el combate y la riqueza.
      • Lleva una armadura brigantina.
      • Salud actual: 5
      • Entereza actual: 5

Partida

Día primero

Como cada día las pesadillas y la rabia me despertaron. El fétido olor de Vigilia de Abajo me revolvió el estómago, como ocurría siempre que el viento soplaba de levante. A pesar de todo, lo sabía, debía estar agradecido.

Tengo veintiséis años y llevo la mayor parte de mi vida viviendo en este lugar, pero no soy de aquí. Soy de Salones Rojos. El príncipe de Salones Rojos, como me dicen en este asentamiento tanto los que me aprecian como los que me desprecian, aunque con un tono muy distinto unos de otros.

Sé que no pueden darme hombres, pero finalmente Aeddon ha decidido acompañarme. Aunque conociéndolo mas me vale obtener pronto algún beneficio con que compensarlo. Creo que si no hubiera fallecido su mujer el año pasado y no tuviera a sus hijos casados, nunca habría accedido.

Debemos ir hasta la cercana población de Nueva Arkesh, en las Tierras Anegadas, puesto que un comerciante me informó que Themon, un hombre de ese asentamiento, de más de cuarenta años, moribundo por una infección, le ha dicho que sabe algo de aquellos hechos. No tenemos tiempo que perder, pues es la primera pista que obtengo de aquellos hechos. No faltó tampoco, en esta ocasión, bocas negras en este, mi pueblo adoptivo, que auguraron el fracaso o la inconsistencia de mi búsqueda. Así que salí a la plaza central y alcé la voz mientras ponía mi manos sobre la piedra de juramentos. Y juré ante todos que llegaría a Nueva Arkesh y lograría que ese tal Themon me dijera todo lo que me tenía que decir.

– Ante el hierro os juro a todos los presentes que iré a Nueva Arkesh y lograré que Themos me diga, antes de morir, todo lo que sepa sobre la destrucción de Salones Rojos.

Jurar ante el hierro, éxito parcial

Valientes palabras pero, ahora, mientras avanzo junto a Aeddon, saliendo de mi tierra adoptiva, decidido finalmente a empezar la aventura, debo reconocer mis dudas: ¿y si fallece antes que llegue? ¿y si se niega a hablarme? ¿y si todo es un engaño? A pesar de todo, tengo convicción.

Llevo bastantes suministros, si bien, debo reconocer, que tengo poco equipo digno de tal nombre. Llevo un armadura acolchada muy usada, una capa de viaje raída, un maltrecho escudo de madera, una lanza y un cuchillo mellado. Y por supuesto el medallón extraordinario de mi familia con el emblema de nuestro linaje.

Algo parecido lleva Aeddon.

Tirada de persuadir, éxito completo, +1 valor vínculo

Y precisamente fueron mis conversaciones con Aeddon lo más interesante de la jornada. Como era de esperar, tenía bastantes dudas y no puedo realmente afirmar que le convencí. Él insistía en mis planes… y la verdad es que no pudiera decir que tuviera muchos. Pero era verdad que sabía que con mi planta y mi conocimiento, y mi estirpe, estaba llamado a la grandeza. Y no tenía dudas que esa misma grandeza aparecería, antes o después, en nuestra historia. No era, quizás, el mejor de los avales, pero a él le sirvió. Y tras las dudas pasamos el día, a pesar de los mosquitos, el peligro, la brutal humedad, bastante agradable.

Tirada de viajar, éxito parcial, -1 suministro

Tras un día de duro camino por las ciénagas alcanzamos la cresta de Okoth, una pequeña formación rocosa en mitad de las marismas donde ascendimos para no tener demasiados problemas esa noche. La verdad es que el viaje había sido más complejo de lo esperado, y estábamos cansados. Sin embargo deseaba consultar a los espíritus del aire.

No me malinterpretéis: no soy un mago. Pero es verdad que desde niño he podido consultar a los espíritus del viento cuando conozco el nombre de la persona sobre la que preguntar. Así que pregunté sobre Themos, de Nueva Arkesh. Averigüé cosas sobre él… pero no todas eran las que me hubiera gustado saber. Desgraciadamente la enfermedad que sufría era contagiosa, por lo que acceder al lugar en donde estaba (completamente aislado) no sólo iba a ser peligroso sino que, también, iba a encontrarme con la oposición de las autoridades del asentamiento. Eso iba a complicarlo todo. Y bastante.

Tirada de oscilación, éxito parcial, más un punto de impulso, cuando hable con él puedo volver a tirar los dados, me obliga a hacer tirada de estrés, sin embargo el enfrentarme a la preocupación solo me hace más fuerte, habrá formas de solventarlo, ese convencimiento me quita un punto de impulso pero me devuelve la entereza perdida.

Finalmente, descansamos sin más complicaciones.

Día segundo

En algún momento de la noche las brasas habían quedado demasiado humedecidas y habían dejado de producir calor. Al alba el frío gélido nos empapaba los huesos y medio despertamos, cansados y sin poder realmente decir que habíamos descansado.

Pérdida de un punto de salud. Tirada de soportar el daño fallo con coincidencia. Pierdo un punto de impulso y además ataque de troll. Combate troll. Cada daño 1/10 de progreso.

Creo que fue el silencio lo que me alertó. Lo que nos alertó. Después de todo vivíamos en los pantanos. Sabíamos que algo así era posible. Y ese brusco silencio… Forzamos la vista, con el cuerpo en tensión.

Y entonces apareció. Iba a cuatro patas, con sus ojos pequeños y taimados, y su piel era casi translúcida. Por un instante me extrañó que pretendiera atacarnos. Los trolls no solían atacar a la gente del hierro. Pero no había tiempo para mucho más. Afortunadamente lo habíamos percibido antes que nos atacara, y pudimos lanzarnos hacia él para golpearle antes que ocurriera lo contrario. Ambos nos movimos como un grupo bien coordinado, atacando desde ambos flancos, y hundiendo nuestras lanzas en su correosa piel. Pero estaba lejos de estar acabado. Y se removió a una velocidad imposible lanzando sus garras en nuestra dirección, hiriéndonos, aunque afortunadamente, no de gravedad. No se muy bien qué se torció en mi cabeza en ese momento. Quiero creer que vi una debilidad en el movimiento del troll y, aprovechando que éramos dos, me lancé bajo sus terribles brazos, forzando una abertura. Y ambos atacamos. Nuestras lanzas se hundieron, cada una, en uno de los costados del ser que nos miró, perplejo, con sus ojos extraños e inteligentes. Tal vez entonces medité la posibilidad de haber tratado de hablar con el ser pero, al verlo muerto, agonizando, acabé con su sufrimiento sin vacilar, atravesando su garganta varias veces con mi lanza hasta que dejó de retorcerse. Estábamos heridos, ambos, pero no eran heridas graves. Y habíamos vencido.

Ambos sufrimos dos puntos de daño. Al soportar el daño ambos tenemos éxito con lo que solo sufrimos un punto de daño, a costa de un punto de impulso

Fue entonces, aun recuperando el resuello, cuando lo pensé. Los trolls temían siempre ser robados. ¿Podía ser que nos hubiera atacado precisamente por estar su guarida cerca? Realmente las guaridas de los trolls solían tener poco interés pero tal vez estuviéramos, de alguna manera, de suerte.

Tirada de mente. Éxito total con consecuencia. Consulto al oráculo. Nivel de interés del tesoro 6 sobre 6.

Tenía razón y, tras unos largos minutos de búsqueda, localizamos la guarida del troll, repleta como era de esperar de decenas de objetos de nula calidad y nulo interés. Sin embargo en medio de todo ese caos encontramos una bonita hacha de batalla, finamente labrada y a pesar de estar bastante oxidada, de muy buena factura, con una gema roja en su pomo; así como una armadura brigantina también oxidada y varias pinzas de metal de propósito ignorado. Nos apropiamos de todo, y entregué la armadura a Aeddon.

Antes de partir traté de curar de sus heridas a Aeddon. Realmente estaba muy preocupado por sus heridas y solo así se explica que no me diera cuenta que había dejado el hacha recién recuperada en una zona poco propicia. Cuando tras fracasar el tratamiento volví a mirar el hacha ya no estaba allí, y nada de lo que intenté para recuperarla sirvió.

Tirada de sanar, fracaso total, pago el precio, pérdida de algo de valor

Maldiciendo por mi estupidez, y aguantando las risotadas de Aeddon (al menos alguien está de buen humor) continuamos camino. Alcanzamos el punto a esperar (ya llevábamos más de la mitad de camino) pero nuestros suministros seguían sufriendo. Lo único bueno era que se trataba de la empalizada de roca una pequeña zona elevada, rodeada de rocas, que daba una protección contra la humedad y peligros del pantano y en donde pudimos descansar con facilidad y sin más peligros.

Tirada de viajar, éxito parcial, +0,25 relación con Aeddon por el regalo

Día tercero

Esperando llegar en el día de hoy hasta el asentamiento de Nueva Arkesh volvimos a ponernos en camino. Era duro pasear por la zona pantanosa y había que estar atento a mil pequeños peligros, pero por ahora la suerte, al menos este día, nos estaba sonriendo. Sin embargo los pantanos son peligrosos, y lo cierto era que estábamos lejos de casa. Nos movíamos con precaución, aportando mi sagacidad e ingenio y la experiencia de Aeddon.

Pero ninguna de esas cosas bastó. Era como si el pantano estuviera jugando con nosotros. El desconocimiento del terreno, la multitud de mosquitos y sabandijas que acudían al albur de nuestras heridas, la dureza de la marcha… Todo eso nos empujaba hacia los pensamientos más negativos. ¿Cómo yo podía haber pensado…? Puse freno, sin embargo, a tales pensamientos. Y seguimos avanzando ignorando, en lo posible, la nube de insectos y alimañas, tratando de recuperar la dirección correcta.

Afrontamos el peligro. Fracaso total. Pagamos el precio perdiendo una marca de movimiento así como un punto de entereza. Tiro por soportar el estrés.  Éxito parcial. Se sigue adelante

Finalmente logramos, ya al caer la noche, llegar hasta nuestro destino. Sin embargo nos habíamos retrasado demasiado y las puertas de la ciudad estaban cerradas sin que pareciera haber ningún guardia que pudiera darnos el paso franco apetecido.

Ante tal situación nos vimos obligados a acampar fuera de la villa, mientras esperábamos que, al alba, volvieran a abrir las puertas. Eso al menos nos sirvió para recuperarnos parcialmente.

Acampar. Éxito parcial. +1 salud ambos

Día cuarto

Con el alba no se abrieron las puertas. Desgraciadamente. Un guardia, sin embargo, ante nuestros gritos, se asomo por la empalizada y nos dijo la razón: la cuarentena por la epidemia que azotaba la ciudad. Tras nombrar a Themos el guardia apoyó la palma cerrada de su mano verticalmente en el centro de su frente, en el más antiguo gesto invocando protección frente a la fatalidad. Por lo que nos indicó, era precisamente Themos el primero que había caído enfermo.

En todo caso uno de los curanderos se acercó también para hablar con nosotros e informarnos que…

Tirada de consultar al oráculo. Sale sometido. Sale como nombre Túmulo del lobo. Sale relación de 1 con autoridades de este asentamiento. Sale hombre. Sale anciano. Sale familia media, son seis. El resto en el asentamiento, 16, son esclavos.  

… en las notas de su maestro había encontrado que el mismo había encontrado una forma de vencer a esta epidemia, desgraciadamente el mismo había sido desterrado y vivía en un pequeño asentamiento de siervos llamado Túmulo del lobo, dirigido por un anciano teóricamente afín a este asentamiento pero que no había respondido a las peticiones de ayuda, ni los dos guardias enviados habían regresado.

A lo que parecía sin conseguir el remedio de manos de ese desterrado iba a ser imposible entrar. Maldije entre dientes. Pero no pensaba quedarme esperando inútilmente, con lo que volví a ponerme en marcha hacia el afortunadamente cercano asentamiento de Túmulo del lobo. Si nos dábamos prisa podríamos llegar a la caída de la noche, tras pasar por los dos hitos que nos indicaron en el camino. Estaba cerca de un bosque de árboles de suficiente entidad como para poder producir madera. Nos pusimos en marcha y si bien en el primer tramo nuestros suministros sufrieron (y ya estaban a punto de agotarse) en el segundo logramos llegar a nuestro destino cuando, como era de esperar, ya caía la noche. Pero a esas alturas no estaba dispuesto a esperar. Sobre todo cuando vi el cadáver de los dos guardias que nos habían precedido colgando desnudos y humillados de lianas en el cercano pantano.

Era bastante evidente que el jefezucho de ese lugar había elegido independizarse de su señor aprovechando la coyuntura. Al examinar los cadáveres (además de ver que se les había quitado todo) resultaba evidente tanto que llevaban varios días muertos, como que no habían muerto en combate. Engaño, por tanto, y traición. Y no iba a darles la oportunidad a hacer lo mismo con nosotros

Reunir información, éxito parcial

Intentamos observar, sin ser detectados y…

Tirada de sombra, y tirada de reunir información. Éxito parcial en el primero, lo logramos, pero estamos a punto de ser descubiertos, lo que aumenta nuestro estrés, -1 a entereza. Éxito total en el segundo, +2 impulso.

… aunque estamos a punto de ser descubierto, lo logramos. El lugar es apenas una finca con una zona donde se acumulan los troncos. La familia gobernante vive en la casa, mientras que los esclavos apenas tienen una zona abierta bajo un panizo, y tienen los tobillos encadenados. Observamos con atención. En cuanto a los dieciséis esclavos eran apenas despojos agotados. Trece eran hombres, y tres mujeres, dos de ellas preñadas. Todos en harapos y con marcas de esclavo candentes sobre la piel.  Salvo un anciano todos eran relativamente jóvenes, y solo me quedaba esperar que el anciano fuera la persona que estábamos buscando.

Y hasta aquí hemos llegado con el principio de la historia de Nauj. Espero que la hayan disfrutado.


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