El Hollador


A continuación, tenemos la partida de Rolparauno que ha jugado a El pirata del bergantín maldito, un juego que pronto estará disponible.

Podéis seguir sus creaciones en X, Youtube e Itch.io.

Por último, recordamos que las bases la podéis encontrar aquí.


Partida

Höller, “El que sabe donde descansa su verdadera fuerza” ha navegado siempre para Los de Verdadero Nombre. Se le reconoce por el cuero curtido, un rostro moreno por el sol y la sal, una trenza gris, una gran cicatriz en la espalda, varios tatuajes faciales con runas de su tierra y una espada con empuñadura de marfil y un guarda serrada. 

Su barco es el Raidho, en su lengua natal: Viaje, maldito ahora por el oscuro hechizo de la Reina de las Sirenas, Wyrd, que se enamoró de Höller, su capitán, porque él no le correspondió. Su maldición impide que el navío llegue a su tierra, empujado por vientos y tempestades hasta que es expulsado, con grave peligro de hundirse.

Höller no pudo corresponder a la exótica y arrebatadoramente bella Reina de las Sirenas, pues su corazón estaba atado a su prometida, Zannua, en las tierras de Los de Verdadero Nombre. Ambos habían enviudado hacía tiempo, y se conocieron en calidad de hermanos de armas, prometiéndose tiempo después, pero la guerra los separó, pues ella sirve al Único y sus huestes en el norte, y él tuvo que enfrentarse a los Nuevos Nacidos en el mar. Ambos juraron vivir para poder casarse después del invierno.

Ahora, encarcelado en el mar, el lugar que representa la libertad para los suyos, corre las desventuras y sobrevive como puede con su cansada tripulación, navegando en busca de las sirenas para encontrar la forma de acabar con la maldición.

Durante el día va a haber una gran tormenta, va a ser peligroso así que voy a Resolver un desafío, lanzando 2 monedas, ya que siendo Höller un navegante experimentado se las habrá visto en más de una vez con tormentas. Resultado: 2 caras

Querida Zannua:

Mi destino es aciago, en mi vuelta he desatado la ira de una vieja aliada, Wyrd, la Reina de las Sirenas. Tras las últimas batallas contra los Nuevos Nacidos y mermada mi tripulación, me vi obligado a pedir socorro a sus sirvientas. Mis hombres saben que las sirenas no son de fiar, pero negro fue el momento que decidí no hacerles caso y descansar en sus dominios. En la cálida noche, sus hijas intentaron tomar a mis marineros, y la propia Reina deseó que me quedara allí con ella, para siempre. Por suerte pudimos escapar, pero no sin que la Reina lanzara una desdichada maldición, que marca ahora nuestro destino. Ahora mi barco, y yo mismo, así como mis hombres, estamos malditos y no podemos tomar el camino de vuelta a nuestro hogar. 

Hoy ha sido un día duro, hemos puesto rumbo a las islas Escudo, donde algunos de mis marineros cuentan que habita un solitario oráculo que con suerte decida ayudarnos. Estas islas son traicioneras, pero si no encontramos la forma de deshacer la maldición, temo que acabemos muriendo de inanición, o peor aún, acabemos perdiendo toda esperanza y nos abandonemos al mar.

Rumbo a las islas hemos atravesado una de las tormentas que constantemente las azotan. Por suerte aún somos navegantes de Verdadero Nombre. He sentido una vez más la furia del mar, pero Raidho lo ha surcado sin temor y hemos podido refugiarnos en una rocosa bahía. Hacía días que no veía a mis hombres tan bravos y tan unidos, pese a la dificultad, el triunfo sobre la tormenta parece haberles esperanzado.

Ojalá que encuentre la forma de hacerte llegar estas cartas, por ahora escribir y pensar en ti es mi único consuelo.

Querida Zannua:

Por suerte podemos acercarnos a estas islas sin que la maldición nos afecte, tal vez por ser tierras salvajes lejos de nuestro hogar, lo cual me trae cierto consuelo.

Su mística bruma matinal nos ha incomodado, pero la hemos atravesado para desembarcar. Yo he sido el primero, y debo reconocer que lo he hecho con cierto temor, pues quién sabe si la maldición que pesa sobre nosotros puede ser mortal o manifestarse de otras formas. La belleza natural de este lugar es sobrecogedora, en su interior crece un bosque exuberante de altísimas coníferas y un manto de helechos y musgo que cubre todas las piedras, y casi oculta los riachuelos que bajan tímidos desde la montaña.

Según cuentan los rumores, el oráculo medita en su cima, en una de sus grutas. Así que hemos acampado en su falda, Fior, Hagel y yo, a la espera del alba para iniciar el ascenso en busca de respuestas.

Siempre pienso en ti, si no fuera por todo esto ya estaría en casa. Temo que llegue la primavera y no me esperes, pensando que he perecido en el mar.

Voy a Resolver un desafío frente a la prueba que prepara el Oráculo para saber si somos dignos de su consejo, lanzaré dos monedas, ya que principalmente es una prueba de voluntad, y esa es la verdadera fuerza de Höller. Resultado: 1 cruz y una cara.

Para mi único amor, Zannua:

Hoy es un día triste, aunque son muchos los hombres que han muerto bajo mi mando en la guerra, hoy ha sido diferente.

He oído su voz al iniciar el ascenso, el oráculo me ha advertido que solo los más fuertes de espíritu han conseguido llegar hasta él y realizar con éxito el Ascenso Sagrado, y que conllevaría un sacrificio. Acepté con valor el reto, pues estaba dispuesto a aceptar cualquier penuria con tal de obtener su guía y volver contigo. Ascendimos cientos de metros, yo en vanguardia, Fior y Hagel detrás de mi, el frío empezó a morder, pero somos los de Verdadero Nombre, eso no iba a detenernos. Escalamos, y la sangre negra corría por nuestras manos, desde nuestras uñas, pero éramos guerreros del Raidho, eso no iba a vencernos. Sin embargo, lo que vino después era peor que cualquier castigo que hubiésemos conocido. Lanzas de hielo caían desde las nubes grises, rayos y truenos astillaban la roca a nuestro alrededor, el viento aullaba como un millar de lobos hambrientos. Pudimos dejarlo, tal vez fue por desesperación, tal vez por fuerza de voluntad, pero no, creo que fue más por orgullo. Por lo que fuera, continuamos, aunque todo apuntara a lo peor. Y te juro que lo sujeté, tuve la mano de Fior agarrada antes de que cayera hacia el abismo y que la furia de la naturaleza lo devorara para siempre, pero no pude sostenerlo. Y ese fue mi sacrificio.

La culpa ahora me tortura, aunque son muchos los hombres que han muerto bajo mi mando en la guerra, hoy ha sido diferente. Hoy les he fallado.

Querida Zannua:

Por fin llegamos. Hagel consiguió despertarme, pues caí rendido en la cumbre de la montaña. Allí no había nieve, solo roca negra y tierra áspera. Había una gran hendidura a un centenar de metros de la cima. En ese lugar el calor se hacía patente, el fuego latía dentro de la montaña.

Nos adentramos en la gruta, iluminada gracias a tenues resplandores ígneos provenientes de su interior. Allí nos esperaba el oráculo, en un lugar elevado,  peligrosamente abrasador y desde donde podía verse el magma. Era una mujer que por sus rasgos debió poseer una belleza inigualable, pero marcada ahora por el fuego de una manera horrible. De sus labios, deformados por las quemaduras de este lugar, no salía ninguna voz, pero en nuestras mentes resonaba cada siseante palabra que pronunciaba, incluso a veces sentíamos las emociones que transmitía, o veíamos lo que veía. Y nos lo dijo. Koloastra Ghoraea.

Ha sido una experiencia que me marcará toda mi vida, si salgo de esta, claro. El oráculo nos ha dado el verdadero nombre de Wyrd, con él tenemos el poder de invocarla, pero me temo que su magia podría acabar con nosotros en el mar. Tengo un arriesgado plan, engañarla y acabar con ella. Para ello necesitaré de mi astucia, y el lugar perfecto, la Cala de las Bendiciones.

Ojalá pudieras desearme suerte

Querida Zannua:

El descenso hasta el Raidho ha sido duro. De los restos de Fior solo pudimos llevarnos el amuleto de su familia, el cual entregaremos a su hijo, y el escudo con el emblema de Los de Verdadero Nombre, le dimos sepultura con su hacha de batalla en las manos, lo enterramos como un guerrero, entre roca y hielo.

La tripulación nos ha recibido preocupada, pero tras explicarles lo sucedido, han vitoreado el nombre de Fior, honrando su valentía. La noche ha sido una prueba de compañerismo y regocijo de nuestra unidad como hermanos de armas. Hemos cantado viejas canciones de guerra mientras zarpábamos, y he dejado que los muchachos disfrutaran de los últimos barriles de hidromiel. Por fin tenemos esperanza en el horizonte, y sabemos que deberemos librar una última batalla antes de poder volver a nuestro hogar. La tomaremos con júbilo. Tengo suerte de pasar todas estas penurias en su compañía.

Pronto estaré contigo,

Tuyo, Höller

Va a haber problemas en el viaje, porque es un largo trayecto hasta las sureñas islas donde se encuentra la Cala de las Bendiciones, y la tripulación pasará hambre, habrá conflictos y penurias. Lanzaré dos monedas, ya que obtuve 2 caras en la tormenta y obtuve el beneficio de moral de la tripulación. A partir de ahora pierdo ese beneficio. Resultado: cruz y cara.

Mi Zannua,

Hoy te escribo en busca de sosiego, el viaje es largo, y nuestros víveres escasean. El hambre y la enfermedad han hecho mella en nuestros corazones, más aún que en nuestros cuerpos. La muerte se pasea por cubierta, eligiendo al próximo de nosotros. He perdido ya a tres hombres, dos por falta de comida, y otro de ellos herido después de una riña por el reparto de las últimas hogazas de pan. A su agresor ahora lo tenemos en la bodega confinada, apenas puedo contener mi decepción y tristeza, Hagel era como un hijo para mí, pero debe ser castigado.

Confío en mi orientación y confío aún en mis hombres, pero ellos ya no son los mismos. Tras una larga guerra, uno espera poder volver a casa y tener su merecido descanso, pero que te arrebaten tu regreso, de esta forma medra la moral del guerrero más leal. Los entiendo, a mí no me quedan fuerzas, y lo único que me hace seguir en pie es la esperanza de volver a verte.

Volveré

Al ser una carta repetida, despierta un recuerdo compartido con mi amada.

Querida Zannua:

Te veo constantemente entrando en mi camarote, a veces en cubierta, a veces oigo tu voz por la noche y siento cómo te deslizas en mi cama. Son las alucinaciones de esta maldita fiebre que nos azota en el Raidho. Han caído dos hombres más, y ahora soy yo quien tiene miedo de no poder cumplir mi promesa, miedo de no poder volver a verte, y sobre todo, miedo de que me olvides.

Pero yo no puedo dejar de recordarte, especialmente el día antes de hacerme al mar camino a enfrentar a los Nuevos Nacidos. Recuerdo tu rostro de preocupación mientras paseábamos por los dólmenes, antes de hacer nuestra ofrenda a los dioses y honrar las tumbas de nuestros difuntos cónyuges, en busca de su bendición. Recuerdo nuestro juramento frente al río, en el puente de los de Verdadero Nombre, donde nos juramos lealtad hasta la muerte y lloramos por nuestra despedida. Recuerdo el color cobrizo de tu pelo, las pecas de tus mejillas doradas por el sol del verano, el olor de tu cuello, el tacto de tus manos. Ruego una y otra vez a los dioses para poder volver a tenerlo. Es esa es la fuente de mi energía, la fuente de mi voluntad.

No voy a rendirme, ni dejaré que mis hombres lo hagan

Siempre tuyo, Höller

Voy a hacer una tirada para mantener la moral alta, renunciando a la mayor parte de las escasas raciones durante los próximos días, para dárselas a los que estén peor. Resultado: Cruz

Querida Zannua: 

Al fin estamos llegando a las Islas de las Sirenas, donde se encuentra la Cala de las Bendiciones. El precio a pagar para volver hasta aquí ha sido demasiado alto. Más de la mitad de mis hombres han caído, y los que quedan no son más que el mero recuerdo de lo que fueron. Ya vemos la cala, y espero que podamos reponer fuerzas allí antes de que todo ocurra, pero seguramente tenemos poco tiempo hasta que la Reina Wyrd sepa de nuestra presencia, y no volverá a dejarnos escapar ilesos. 

Por ahora podremos volver a abastecernos, pero ya llegamos una vez a este archipiélago confiado, esta vez no será así. Nuestros hermanos han caído por culpa de la maldición, nuestras familias estarán sufriendo o dándonos por muertos, ahora que hemos visto más cerca que nunca a la muerte y ya poco queda por perder. Un rumor crece entre mis hombres, un rumor de sangre, un rumor de venganza. Muchos se encomiendan a los dioses y les piden fuerzas; yo les pido que me dejen verte, aunque sea una vez más.

Ha llegado la hora.

Para mí Zannua:

Hemos conseguido caza, pescado y una hoguera en la que permanecer calientes. Hemos ofrecido la muerte de la pieza mayor a los dioses y hemos entonado los cánticos que elevaron a nuestros ancestros, los primeros de Verdadero Nombre. Hemos intercambiado regalos, y hemos llorado a nuestros hermanos caídos. Hemos jurado vengarlos.

Hemos afilado nuestras armas. Es hora de pagar nuestras deudas con los dioses y encomendarnos a ellos. Pero sobre todo, para mí ha sido muy importante, Hagel ha demostrado su vergüenza y arrepentimiento, y ha prestado juramento como Gebo ante mí. Ahora me pertenece, no solo su lealtad, sino su vida, y solo recuperará su honor en la muerte.

Está todo preparado para esta noche. Invocaremos a Wyrd con su verdadero nombre, y le juraré mi lealtad y mi amor, y prometeré no volver a usar ese poder sobre ella a cambio de que retire la maldición. Pero no temas, todo será una argucia. Si conseguimos engañarla y retirar la maldición, mis hombres usarán su nombre verdadero para acabar con ella y con sus hijas. Si sale mal, me temo que pueda acabar peor, muerto o atado a mi juramento. Si es así, terminaré con mi vida.

Ojalá que esta no sea mi última carta. Pero si es así, quiero que sepas que mi corazón es tuyo.

Con esta carta decidiré el destino de Höller y su tripulación. Voy a poner toda la carne en el asador: las runas de su rostro revelan su poder usando los nombres verdaderos, desvelando a Höller como alguna clase de hechicero chamánico. Y la espada con empuñadura de marfil y guarda serrada es un arma de calidad en el caso de que se tuerzan las cosas. Voy a resolver un desafío y lanzar dos monedas, resultado: 2 cruces.

Mi único amor, la luz de mi verano, el calor de mi invierno, mi Zannua.

Ojalá pudiese usar mis poderes para adivinar el futuro, quisiera poder verte, observar lo que está por venir y ver otra vez una sonrisa en tu rostro. Esta será mi última carta, Wyrd yace muerta en la Cala de las Bendiciones, y mis hombres ya van a embarcarme en el Raidho. Estoy muy contento por ellos, por fin tendrán paz.

Lo que pasó anoche fue un golpe de mala suerte, pero siempre hubo algo en mí que me decía que este sería mi destino. Conseguí liberarnos de nuestra maldición y enterré mi espada en el pecho de esa maldita Reina de las Sirenas, pero ella pudo usar su magia negra para asegurarse de que este fuera mi final.

Esto es para mí el principio, aunque desde tus ojos sea el final. Pronto me reuniré con los dioses, y con todos los de Verdadero Nombre que me han precedido, lamento que sea así, mi amor.

Hagel estará ahora a tu servicio y te entregará todas las cartas. Cuídalo como yo lo habría hecho, sé que fue un buen hombre siempre, a pesar de que perdiera el juicio en esta travesía. Y entrégale el amuleto de Fior a su hijo, dile que fue un guerrero formidable.

Y sobre todo, dile a nuestra pequeña quién fui, y cuanto os quería. 

Siempre tuyo, 

Höller


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